domingo, 2 de abril de 2017


Las 9 vacas

Dos marineros viajaban de puerto en puerto hasta que un día amarraron en una isla. Los dos amigos decidieron desembarcar y disfrutar del lugar.
 Paseando, encontraron un arroyo, donde en la otra orilla vieron una mujer lavando ropa. Si bien la joven mujer no era muy bonita, uno de ellos quedó muy impresionado por ella y decidió hablarle, pero ella no le contestó.
 El marinero, sorprendido, se enteró de que la mujer pertenecía a una tribu cuyo padre era el jefe.
Según las normas de la tribu, el marinero debía hablar primero con el padre antes de poder hablar con la joven.
Su amigo no entendía por qué el marinero perdía tanto tiempo en una mujer que ni siquiera era bella. Pero a pesar de ello el  marinero decidió seguir adelante y hablar con su  padre, el jefe de la tribu.
El padre al escucharlo y entender sus intenciones le explicó que para poder hablar con su hija, debía primero  casarse con ella y  pagar una dote. Esta dote se pagaba con vacas.
 El jefe quedó sorprendido por el interés del  marinero hacia la joven, ya que era la más fea de sus dos hijas.
Entonces le dijo,
 --Por ella, pido 3 vacas.
 Apresurándose a  decirle que tenía otra hija mucho más bonita que valía 8 o 9 vacas.
 A ello el marinero le responde que estaba dispuesto a pagar 9 vacas por la joven del arroyo que había despertado su asombro.
    “¡Pero si vale sólo 3 vacas!” se exclamó sorprendido el padre, no comprendía..
 Finalmente,  terminó aceptando la oferta  del marinero quien se quedó en la isla para casarse con la joven mientras su amigo reemprendía el viaje.
Pasó el tiempo y un día el amigo volvió a la isla, para ver a su compañero. Curioso de saber cómo le habían ido las cosas.. Se encontró con un hombre muy feliz. 
Mientras hablan y contaban sus cosas, pasaba una procesión en la que una hermosa mujer estaba arrojando flores a la gente. El marinero se fijó en ella y siguió la conversación
     ¿Cómo está tu mujer? le preguntó a su amigo
    “ Mi mujer está muy bien… de hecho, acabas de verla”
    “¡Cómo! ¿Dónde?”
    “En la procesión, es la mujer que estaba arrojando flores”
    “¡¡¡No puede ser!!! Te dejé con una mujer poco atractiva y gordita y ésta mujer que acabo de ver ¡es muy hermosa!”
    “Pagué por ella 9 vacas y la traté como una mujer de 9 vacas, la amé y la cuidé todos los días y ella  se transformó en una mujer de 9 vacas”.


¿Qué valor nos damos día a día? ¿Qué valor damos a los que nos rodean, e incluso a los que amamos?

¿Nos comprometemos a transformar y a materializar nuestras convicciones, nuestros sueños?...
Los juicios que emitimos nos definen, cambian el mundo de las personas, cambian nuestro mundo. Somos responsables de los juicios que emitimos, de las consecuencias y también de su magia transformadora.
¿Cuál es el Universo que se nos abre al emitir juicios? es el que verdaderamente queremos para nosotros?
Debemos meditar cuidadosamente las palabras que nos decimos a nosotros mismos, y ser aún más cuidadosos con lo que le decimos al otro, porque ese otro, es un reflejo de nuestro ser..

By Bettina Geloni