miércoles, 29 de noviembre de 2017
domingo, 2 de abril de 2017
Las 9 vacas
Dos
marineros viajaban de puerto en puerto hasta que un día amarraron en una isla.
Los dos amigos decidieron desembarcar y disfrutar del lugar.
Paseando, encontraron un arroyo, donde en la
otra orilla vieron una mujer lavando ropa. Si bien la joven mujer no era muy
bonita, uno de ellos quedó muy impresionado por ella y decidió hablarle, pero ella no le contestó.
El marinero, sorprendido, se enteró de que la mujer pertenecía a una tribu cuyo padre era el jefe.
El marinero, sorprendido, se enteró de que la mujer pertenecía a una tribu cuyo padre era el jefe.
Según las
normas de la tribu, el marinero debía hablar primero con el padre antes de
poder hablar con la joven.
Su amigo no entendía por qué el marinero perdía tanto tiempo en una mujer que ni siquiera era bella. Pero a pesar de ello el marinero decidió seguir adelante y hablar con su padre, el jefe de la tribu.
Su amigo no entendía por qué el marinero perdía tanto tiempo en una mujer que ni siquiera era bella. Pero a pesar de ello el marinero decidió seguir adelante y hablar con su padre, el jefe de la tribu.
El padre al escucharlo y entender sus intenciones le explicó que para poder hablar con su hija, debía primero casarse con ella y pagar una dote. Esta dote se pagaba con vacas.
El jefe quedó sorprendido por el interés del marinero hacia la joven, ya que era la más fea de sus dos hijas.
Entonces le dijo,
El jefe quedó sorprendido por el interés del marinero hacia la joven, ya que era la más fea de sus dos hijas.
Entonces le dijo,
--Por ella, pido 3 vacas.
Apresurándose a decirle que tenía otra hija
mucho más bonita que valía 8 o 9 vacas.
A ello el marinero le responde que estaba dispuesto a pagar 9 vacas por la joven del arroyo que había despertado su asombro.
A ello el marinero le responde que estaba dispuesto a pagar 9 vacas por la joven del arroyo que había despertado su asombro.
–
“¡Pero si vale sólo 3 vacas!” se exclamó sorprendido el padre, no comprendía..
Finalmente, terminó aceptando la oferta del marinero quien se quedó en la isla para casarse con la joven mientras su amigo reemprendía el viaje.
Finalmente, terminó aceptando la oferta del marinero quien se quedó en la isla para casarse con la joven mientras su amigo reemprendía el viaje.
Pasó el tiempo y un día el amigo volvió a la isla,
para ver a su compañero. Curioso de saber cómo le habían ido las cosas.. Se
encontró con un hombre muy feliz.
Mientras hablan y contaban sus cosas, pasaba una procesión en la que una hermosa mujer estaba arrojando flores a la gente. El marinero se fijó en ella y siguió la conversación
Mientras hablan y contaban sus cosas, pasaba una procesión en la que una hermosa mujer estaba arrojando flores a la gente. El marinero se fijó en ella y siguió la conversación
–
¿Cómo está
tu mujer? le preguntó a su amigo
–
“ Mi mujer está muy bien… de hecho, acabas de
verla”
–
“¡Cómo! ¿Dónde?”
–
“En la procesión, es la mujer que estaba arrojando
flores”
–
“¡¡¡No puede ser!!! Te dejé con una mujer poco
atractiva y gordita y ésta mujer que acabo de ver ¡es muy hermosa!”
–
“Pagué por ella 9 vacas y la traté como una mujer
de 9 vacas, la amé y la cuidé todos los días y ella se transformó en una mujer de 9 vacas”.
¿Qué valor nos damos día a día? ¿Qué valor damos a los que nos rodean, e incluso a los que amamos?
¿Nos
comprometemos a transformar y a materializar nuestras convicciones, nuestros
sueños?...
Los juicios que emitimos nos definen, cambian el mundo de las personas, cambian nuestro mundo. Somos responsables de los juicios que emitimos, de las consecuencias y también de su magia transformadora.¿Cuál es el Universo que se nos abre al emitir juicios? es el que verdaderamente queremos para nosotros?
Debemos meditar cuidadosamente las palabras que nos decimos a nosotros mismos, y ser aún más cuidadosos con lo que le decimos al otro, porque ese otro, es un reflejo de nuestro ser..
By Bettina Geloni
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